miércoles, 28 de abril de 2010

7 meses

7 meses. Ese ha sido el tiempo que hemos estado. 7 meses en los que prácticamente ha vivido en mi casa. Pero algo no iba bien. En este tiempo, no ha querido presentarme a nadie. No ha querido conocer a nadie de mi entorno, ni ha querido enseñarme sitios, ni ha querido que le lleve yo. Sólo quería estar en mi casa, conmigo, abrazados en el sofá viendo la tele. No hemos salido de casa a tomar unas cervezas desde octubre. Le dije que necesitaba más, que no podía seguir así. Y me ha contestado que es cierto, que no sabe hacerme feliz y que mejor lo dejamos.

Y ahora tengo que verle todos los días en el trabajo. Se sienta enfrente de mí. Ya casi ni nos miramos. Apenas hablamos. No sonreímos. Todo se ha vuelto dramático y deprimente. La ilusión llevada a su extremo más contrario. Me da pena. Me siento abandonada. Quiero quedarme sólo con lo bueno, pero ahora mismo me cuesta la vida. El despecho me corroe.

Hoy odio a los hombres.